sábado, 14 de diciembre de 2024

Crónica de una cabalgata Por: Carlos Hernández Ayala

 


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Ya he adquirido todo lo necesario para la travesía, hace años que no me subo a un caballo, mis tránsitos de montañés siempre han sido de infantería, lo pienso mientras llegamos hasta Casa Blanca, al monolito que conmemora el combate de Achupallas, allí se reúnen todos los jinetes que llevaran a cabo la decimoctava versión de la cabalgata que de alguna forma recuerda el paso del ejército del general San Martín y O’Higgins, guiados por el baqueano Justo Estay quienes emancipan finalmente a Chile de la monarquía española, eso es básicamente y en teoría lo que te enseñan en el liceo, luego al leer un poco de historia nos damos cuenta de que se trata de una, quizás la única revolución que se ha realizado en nuestro país, dirigida por la elite de aquellos años, unos huasos zorrones como Santiago Bueras o los hermanos Carrera que, antes de en-listarse palomeaban gañanes y rotos, ellos cambiaron el sistema político colonial por el de nación estado que perdura hasta nuestros días.

La ceremonia es larga, pero en el entretanto cargamos el equipaje en unas camionetas que lo llevaran hasta los mulares que nos esperan en el refugio militar de Los Patos, nuestros guías nos organizan en grupos de cinco jinetes a cargo de un arriero, nuestro líder es Juan Orostizaga. Logro conseguir unas polainas, que es lo único que me faltaba en la indumentaria, son las 18 horas,  no haremos el recorrido habitual por el cajón del rio Rocín pues los últimos aluviones han malogrado el sendero con barro y rodados, tampoco desechamos la idea de que alguna tormenta veraniega nos alcance con lluvia, las nubes que vemos coronando las altas cumbres nos lo recuerdan. Recorreremos una ruta nueva llamada las Yaretas hasta la frontera con Argentina, nos esperan seis días de ardua caballería, los discursos son aburridos hasta que aparece un representante de Francia quien en un español bastante precario destaca la figura de Antonio Arcos, el sargento mayor, el asistente directo del general en jefe, quien luego de sus temerarias escaramuzas es nombrado como el primer director de lo que hoy conocemos como Escuela Militar, pero el embajador franshute no nos cuenta que Arcos es un desertor del ejército español un corrupto traidor que ha decidido darse vuelta la chaqueta y combatir a sus propios compatriotas, un mercenario que va donde le paguen mejor y solo los lectores e historiadores exhaustivos como Gabriel Sanhueza logran mostrar una verosímil semblanza de este viscoso personaje en su libro,[1] Y quien no duda en catalogarlo como el primer deshonesto capitalista de Chile.            

La cordillera de Los Andes es vasta, kilómetros y kilómetros de montañas levantándose como una columna vertebral, desde la Patagonia en el extremo sur hasta Venezuela en centro América ocupando así toda la zona occidental de América del sur, bordeando el océano Pacífico. Al caer el sol comenzamos el primer trayecto de más menos una hora y media hasta Los Patos, a mediados de los años noventas estuve dos años en el servicio militar, en ese tiempo el extinto regimiento Yungay de San Felipe, acostumbraba darnos un mes de campaña en el refugio que ahora aparece como una ruina fantasmagórica entre las sombras de la noche iluminada por una luna creciente, su abandono acentuado por los estragos de la sequía, acumulan cansancio y sensaciones buenas con malos recuerdos de esa época donde los prusianos métodos militares instruían con palos y otras prácticas cercanas a la tortura.

Con mi colega Arturo Pérez Hidalgo luego de ranchar un arroz con chuletas, bastante reponedor, armamos la carpa, y bajamos hoy al lecho seco del Chalaco a fumar algo, ahí están las viejas trincheras y las canchas de arrastre, mudos testigos de otro tiempo, cerca de las once de la noche nos quedamos dormidos. Temprano y ya desayunados nuestro guía nos entrega el itinerario, las últimas instrucciones antes de partir, la comitiva es variada y está compuesta en paridad tanto por mujeres como por hombres, entre los que se destacan dos radio aficionados, quienes serán nuestro contacto con el exterior durante esta semana de viaje, un naturalista que tiene como objetivo fotografiar al escurridizo sapo Rhinella atacamensis, un equipo compuesto de dos médicos y un kinesiólogo, ambientalistas de Vecinos en movimiento, avezados montañistas, y una pareja de  geógrafos que nos explican que en esta parte de la cordillera ha sido destacada como una de las regiones del mundo con mayor cantidad de glaciares de roca los únicos que parecen abastecer de agua a gran parte del valle de Putaendo y están siendo amenazados hoy en día por el calentamiento global y la mega minería extranjera. Los invito a leer un interesante artículo publicado por Hans Fernández en:   https://www.glaciareschilenos.org/?s=putaendo

La montaña es un lugar sagrado y toda la madre naturaleza lo era, en otros tiempos, un vínculo que algunos investigadores constatan está quebrado, desde que la humanidad se detuvo y comenzó su etapa agrícola dejando así el nomadismo, la recolección del alimento y la cacería, acentuándolo  aun más con el supuesto avance de la industrialización y sus contaminantes. La agrupación de arrieros es una familia grande y algo machista diría, por tradición, aunque han sopesado todo aquello con una galantería muy graciosa  a mi modo de ver, es una vida que se construye ruda, con la cercanía de los elementos y los animales, es una forma de vida, que perdura en una maquinaria social que tiende absorber de mala forma lo que podríamos llamar “tradición” un tema que sin duda me apasiona y al cual esta agrupación de arrieros se aferra admirablemente, en un contexto de acérrimo cambio en  las costumbres sociales y que sin duda dan para un estudio más profundo y extenso.

No hemos sido sabios ni previsores como sociedad cuando la codicia se manifiesta moralmente patológica en aquellos que ansían sin límite los bienes materiales, personas que solo piensan en ellos mismos, sin preocuparse de las consecuencias que esto acarrea  en los más jóvenes, esto significa la mega minería en Putaendo, lo hemos visto en Caimanes, en el Asiento, en Quintero y Puchuncaví, Tocopilla, Til Til, Mejillones, solo por nombrar algunas, nuestra calidad de vida se verá fuertemente afectada.

Luego de una dura jornada compartimos con algunos de los jinetes más lejanos en esta fila que como una fina espiral va repechando montes en la alta cordillera, son estas montañas como enormes cabezas de ángeles caídos o dioses olvidados, me dice uno de los compañeros de viaje, obviamente en una semana no nos podemos acercar a todos, mucho menos conocerlos en profundidad ni de la misma forma. Un abrazo fraterno a la gente que defiende la montaña y su importancia.



 

 



[1]     (Santiago Arcos, Ed. del Pacífico 1956)

jueves, 21 de noviembre de 2024

Herencia de una Poética



Extraños caminos pueden abrirse en un mundo estereotipado, hacia la poesía moderna. Carlos Hernández nos presenta su quiebre de mano, su giro doctrinario, nos hace recalar en lo más profundo de la poesía de raíz, por así decirlo. Los poemas de Herencia pertenecen a esa familiar forma de expresión campesina, la manera más coloquial de comunicación ancestral. Puesto que, a partir de los versos en su mayoría octosílabos, ostenta esa matriz lingüística castellana que da forma a la semántica antigua, más bien dicho, a la forma más primigenia de expresión lírica.

La poesía ha acompañado al ser humano desde sus remotos encuentros con el fenómeno de la vida. La expresión simbólica antecede a la expresión meramente comunicacional, o practicidad del lenguaje para referir una situación. Es digámoslo así, la sonoridad interna del ser, posible de elevar la conciencia y dar vida al fenómeno más simple o complejo que envuelve al ser humano. Es entonces necesario ver que todas las lenguas han desarrollado esta máxima voluntad expresiva, o necesidad expresiva, para lo cual se vale de todas las herramientas disponibles en la versión de la lengua en la cual se contiene. Es necesario ver que los versos de Hernández, son en su mayoría, cuartetas de carácter octosílabo, y en parte también asume el verso en décima para contar o relatar. Inclusive, nos presenta un bello texto encuartetado, con una glosa de la tradición popular perdida.

Soy como la paja en la era

Como el trigo en el rastrojo

Soy como el charqui en el fuego

Que en vez de estirar encojo

Lo anterior antecede a toda forma literaria de carácter romántico, de influjo surrealista inclusive de orden vanguardista del siglo XIX. Lo anterior porque esta forma de referirse es propia del mundo versado de lo divino, práctica llegada a Chile inmediatamente posterior a la instalación de la colonia. Dicha llegada se produce a partir de la necesidad de evangelizar de forma práctica a la población mestiza e india, con el influjo de la historia divina de cristo y de los evangelios anteriores. Tal proceso no se podía realizar si no era con la memoria y la musicalidad traspuesta de los instrumentos de la época; vihuelas, guitarrones chilenos, rabeles, guitarras.  Pensado en una población iletrada, solamente quedaba la forma de contar la historia en las famosas décimas espinelas, creadas por   Vicente Espinel en el año 1591. Dicha métrica consistía en 10 versos octosílabos, que permitían en su rima, facilitar la memorización de los ejecutantes y a la vez, eran acompañados de melodías asociadas a la musicalidad raíz de la época.  Luego de esta necesaria explicación, podemos constatar en los versos de Carlos Hernández, una profunda cercanía y un total compromiso con este arte lírico, sobre todo si se trata de una Herencia ligada a los antepasados quienes practicaban tales artes.

Todo lo anterior supone que estamos en presencia de una poesía asentada en la tradición, podríamos afirmar, por uno de los poetas más versátiles y modernos, quizás el más vanguardista de nuestra generación en el Valle de Aconcagua, y en la del país. Un poeta busquilla, de indagación suprema, y que hoy se lanza, ballesta en mano, a rescatar la memoria y sus recodos sonoros con semánticos arpegios costumbristas.


Otra de las peculiaridades de estas Herencias, son las de contar la historia, de transmitir aquellas formas de vida antigua, muy ligadas a la montaña, al quehacer del arriero, en los paisajes de la geografía montañosa. En estas historias sobresale la astucia, la valentía, esa especie de heroica vida anónima que se desarrolla en las altas cumbres. Una vida plagada de sacrificio, pero a la vez de profunda sabiduría, la mayoría de los poemas son característicos de los Versos Autorizados, que implican saber detallar y contar la epopeya de vivir, de saber dar respuesta filosófica a la vida, de darle contenido y contestación. Estos versos corresponden a esos Fundados, y gozan en la tradición de conciencia de altura. Es por ello la grata sorpresa y a la vez la enorme implicancia que tiene este libro en la poesía de Carlos, porque vienen a completar en parte esa entramada producción poética con la cual Hernández se hace a la mar.


Cristian Cruz

Verano, 2023, Jahuel, Aconcagua   




jueves, 15 de diciembre de 2022

Como parte de la agenda Nihil Taller para este año, que tiene por objetivo fortalecer las redes de encuentro entre artistas y profesionales de distintos ámbitos, y encarar las problemáticas y desarrollo del pensamiento, en la contingencia general de los territorios, se nos hace necesario un espacio de conversación y debate frente a diversos argumentos relacionados.

Proyecto interdiplinario que sucedio luego de la Acción minimalista Este viernes 21 de Abril se presenta en Los Andes el libro “Fragmentos de silencio y luz” del poeta Carlos Hernández Ayala. En la Biblioteca Pública Municipal Hermano Emeterio José de Los Andes, ubicada en Independencia N° 594, Los Andes, se llevará a efecto la presentación del libro “Fragmentos de silencio y luz” del poeta Carlos Hernández Ayala. Dicha actividad será este viernes 21 de Abril a partir de las 19:00 hrs. En palabras del autor “Este libro representa el desarrollo de un proceso creativo, donde el lenguaje es el ingrediente principal que sostiene los poemas de esta obra. Y la presentación consistirá en una muestra musical, teatral y visual en donde colaboran Rodrigo Martel, Víctor Mena, Javier Inrripage, María Fernanda, Elizabeth Lemus, Kate de la Selva, Fernando Leiva, Guillermo Mandiola y la Compañía Pewun”. Cabe señalar además que la presentación de este libro es parte de un proyecto denominado “Ciclo de Ediciones Casa de Barro. Literatura del valle de Aconcagua”, el cual fue postulado por el Grupo Cultural Venezuela 1036 y ha sido financiado por el Fondo de Cultura del Gobierno Regional de Valparaíso, Primer Concurso año 2016. Cabe señalar que este proyecto contempla la edición y distribución de cinco títulos de libros de reconocidos poetas y escritores de Aconcagua, entre ellos están Cristian Cruz, Nelson Paredes, Camilo Muró y Marco López Aballay. Carlos Hernández es un reconocido poeta de Aconcagua, nacido en Los Andes el año 1973. El año 1997 aparece en la Antología Clepsidra. En 2003 es seleccionado para aparecer en la Antología “Poesía Nueva de San Felipe de Aconcagua”, por Ediciones Piedra de la Locura. El año 2001, obtiene el Primer lugar en el Concurso “Hermelo Aravena Williams” de San Felipe, ese mismo año publica su primer libro “Hermosa ruralidad de un sueño” (el cual reedita una segunda versión el año 2008). El año 2013 poemas suyos aparecen en la Antología “Venezuela 1036”, Ediciones Casa de Barro, San Felipe. Ya lo saben estimados lectores, la cita es para este viernes 21 de Abril, a las 19:00 hrs., en la Biblioteca Pública Municipal Hermano Emeterio José de Los Andes, invitación abierta a todos los amantes de la lectura y la buena poesía. https://www.youtube.com/@nihiltaller3357 https://www.youtube.com/watch?v=bDXMFdACvs8

jueves, 23 de junio de 2016

Pasándose de paradero



Hermosa ruralidad de un sueño, Carlos Hernández, Editorial Doña Tungo, 2008.

Hace un año Carlos Hernández me regaló su poemario. Me gustaría escribir que tardé todo este tiempo en leerlo, pero no fue así. En un mes lo tenía leído y conversado con mi amigo Benjamín (gracias a quien conocí a Carlos). ¿Por qué la demora entonces?, sin culpar al contexto, ni al tiempo u horarios, me culpo cabalmente de perderme en él. Leerlo una vez, luego dos, tres y hasta cuatro.
Es que la poesía de Carlos Hernández nos hace caminar por la orilla y el centro. Damos tumbos por el camino y nos encontramos a nosotros mismo leyendo uno o varios versos nuevamente. Me gusta como Ricardo C. Herrera declaró que “la poesía de Carlos es una vasija llena de agua esperando a quebrarse frente a nuestros ojos”. Lo es, sin dudas, pero agregaría que es el lector quien decide si se quiebra y disfrutamos aquello o si gozamos conteniéndola hasta más no poder.
El poemario contiene aproximadamente cincuenta y nueve poemas, los cuales se reparten entre las diversas subdivisiones que presenta éste. Nombro a la rápida algunas: Rayar el agua, La hermosa ruralidad de un sueño, La rebelión de los santos, Anzuelo, Paisajes de micro, Transeúnte desprevenido, La ciudad, Los malditos se bajan del bus. Intentaría explicar cada una pero dudaría sobre lo leído y tomaría el poemario una vez más. Claro está que nada en realidad queda claro, las temáticas confluyen unas con otras y se entrelazan de manera pasajera pero a su vez continua, es que Hernández lo logra; crea su propia realidad. En ella genera imágenes que nos recordarán a Teillier, le guiñe a Vallejo y Juarroz, conversa con Pessoa o se escabulle criticando y filosofando como lo haría Lihn.
Al reseñar este poemario, como dice Carlos “yo; repito, reitero, redundo/ mi canto no es mío/ ni nuevo el silencio de las cosas.”, y estoy en esa constante oscilación de reescribir lo ya indicado por otros, pero (y solicito que hagan el ejercicio) leer este poemario es subirse a una micro, pagar el pasaje, pasarse de paradero hasta perderse y no bajarse nunca tan solo para disfrutar de esa sensación.
No escribo esto para pagar una deuda por el “aniversario” del regalo otorgado por Carlos, muy por el contrario, solo quiero seguir debiendo aún más. Para ello termino con este poema (ubicado en Rayar el agua, primera sección de este poemario) que no podía dejar fuera por diversas razones: su construcción, la imagen proyectada, el lenguaje utilizado, un motivo poético claro, y así puedo continuar o incluso analizar verso por verso. No obstante, leerlo es la única respuesta certera al por qué de mi elección.
“ELLA”
Ella es un durazno fugaz
cayendo en mis manos indignas

Esto va
para todos los que <> amar
la contradicción de mi naturaleza

Humana la deseo
cuando la tengo lejos
entrar en su carne
que  siente como yo
quemando la mía suya.

Por Ítalo Rivera.

jueves, 26 de mayo de 2011

sábado, 30 de abril de 2011

PRESENTACIÓN ABRIL 2011 MANOS DE PUTAENDO

LA  HERMOSA  RURALIDAD  DE  UN  SUEÑO
-Poemas de Carlos Hernández Ayala-

I. Lenguaje y Discurso poético
Hay una multiplicidad de voces en el discurso poético de Carlos Hernández Ayala, donde se mezcla lo fantástico (el universo imaginario, los sueños), con lo real (la crítica social, el abandono, el mensaje poético-filosófico, la búsqueda de la verdad). Agregado a ello, está el uso del lenguaje, el cual se manifiesta en plena libertad, o mejor dicho, el poeta, tomando plena consciencia en su proceso creativo; reconoce al lenguaje como su principal herramienta de trabajo y logra sacar el máximo provecho de ello, de ahí que sus versos sean ricos en imágenes, a la vez, llenos de sentido, lucidez e ironía. Ejemplo de lo anterior es el siguiente verso (página 30).

SANTO CÁLIZ
Vagoroso a la vagina / el espíritu retorna
galaxia que adorna / una pobre cabeza que imagina
Con la llave de Vallejo / vuelvo a la vasija
sea joven el viejo / pequeña o gran valija

II. Construyendo una Nueva Realidad
Pareciera que en los poemas de Carlos Hernández, el hombre y el entorno que lo rodea, son una especie de experimento mal ejecutado, o mejor dicho, un experimento en constante proceso de ejecución. En ese sentido, el poeta reafirma la teoría de Hiudobro; “El poeta es un pequeño Dios”. De ahí que Hernández, tomando cartas en el asunto, logra, poco a poco, construir a su antojo una nueva realidad. Aunque dicha realidad se nos manifiesta en pequeñas dosis, como ventanas que se abren y se cierran, luces que se apagan y encienden en cualquier instante de este viaje inacabable.
Ejemplo de ello son los siguientes versos (página 38).

CANTO SEGUNDO
LA IMAGEN EQUIVOCADA
Si ayer caminé descalzo, hoy desnudo suelo buscar frutas para ti,
carnosos y acreditados, nísperos que he debido encerar, mientras tras
la bruma suena la ironía de los tiempos reales, si antaño carecí de ojos
solo fueron consecuencias o lodo en tus manos juguetonas.
                       
                                         *****************
Hay una noche perra en la inmensidad de un ladrido, entra en los
cuerpos de las personas como estrellas.

III. Ironía y Gravedad: Un equilibrio necesario
La ironía es un constante elemento que sostiene algunos poemas de La Hermosa Ruralidad de un Sueño, como un juego seductor que nos conduce de manera grata en este viaje. Ésta se manifiesta de dos formas:
I. A través del mensaje o crítica social (religiosa, histórica, económica, política). En este caso, la ironía posee un mensaje de fondo que es serio, una sutil gravedad que se manifiesta de forma mesurada y poética.
II. A través de la técnica de escritura y el empleo de un lenguaje seductor, ingenioso, el cual le da un toque de gracia (o coquetería sutil) a sus versos. En este punto, la lectura se torna placentera y llena de vitalidad. Ejemplo de ello son los siguientes versos (página 55)

ORACIÓN EN 360º
Danos tu misericordia innecesaria / por ponerte en duda, por blasfemar
por creernos el hoyo del queque / por limpiarnos el mismo con poemas.

Por otra parte, el tono grave del discurso de Carlos Hernández, se manifiesta a ratos con el empleo de un lenguaje duro, con imágenes crudas y chocantes. Talvez, el objetivo de esto es quitarle solemnidad a los textos, cuyo mensaje nos aterriza, y nos demuestra lo que somos; una realidad vulnerable e insignificante, seres humanos a punto de caer al abismo. Ejemplo de ello son los siguientes versos (página 67).
SABIDURÍA MATERNAL
Sepa usted / tuve diez hijos al caer la luna
A todos los bañé en el estero / de todos comí placenta
Con el tercero se me curtieron los pezones / todos fueron atravesados por la espada de la guerra / uno a uno les fui limpiando la sangre de la herida / devolviendo las vísceras a su posición / cerrando los tajos con paciencia.

                                     IV. Influencias Notables en un Poeta Notable
La poesía de Carlos Hernández es un viaje literario-poético vertiginoso, y como en susurros, se nos aparecen las voces de sus maestros favoritos; una especie de intertextualidad espontánea, como una invitación al diálogo poético; César Vallejo, Roberto Juarroz, Vicente Huidobro. Y si por un lado sus versos tienen la gravedad de un Enrique Lihn, por otra parte, algunos de sus versos poseen la emoción de un Jorge Teillier (aunque las imágenes, que aquí podríamos definir como láricas, son en realidad una especie de flash fotográfico, imágenes estáticas y espontáneas, que no representan el fin del poema en sí, mas bien son escenas de paso, que nos conducen a realidades más complejas y subjetivas).
Por otra parte, es interesante ver a su heterónimo (¿o seudónimo?) favorito deambulando por el caudal poético de Carlos Hernández. Me refiero a Maximiliano Cynan, en el poema “Mitológica Aparición de un Mortal en el Panteón de los Falsos Dioses Conocidos”. Y es interesante el recurso, pues, como es de esperar, esta manifestación es un homenaje a uno de sus maestros favoritos; Fernando Pessoa.

V. Conclusión
Es indudable que leer a Carlos Hernández Ayala, es una tarea que debe hacerse con responsabilidad. Una tarea que nos entrega sorpresas pues, como es de esperar, su discurso posee varias capas de lectura; enseñanzas, realidades, mensaje, ironía, locura, sueños, fantasía, dolor. Todos estos elementos nos entregan a un poeta de pensamiento complejo, quien entiende que éste es un juego que apasiona hasta la muerte; una especie de misión imposible en medio del desierto.
He aquí, unos versos que lo identifican plenamente:
AUTORRETRATO
Entonces escribo y cualquier excitación se va a las pailas
eyaculo en el vacío talvez sobre la hoja
despierto abrazado a ti
con el cuaderno debajo de la almohada
engañando a todos menos al futuro.

Sin duda, un autor atrevido, original, que se responsabiliza muy bien en su oficio literario. Una muestra interesante de la actual generación de poetas aconcagüinos.

Marco López Aballay
Callejón Spic
Putaendo, Otoño del 2011